Hace unos meses escribía, no se si acá o en otro lado, que mi amor por la moda había muerto. Sí, efectivamente es así. La verdad que ya no tengo interés en la moda ni las tendencias en si. Me parecen un fenómeno fascinante, pero la verdad es que no estoy ni cerca de estar al día con las tendencias, más ahora que vienen a ritmos vertiginosos.

¡Pero sí es cierto que me gusta mucho el estilo! Intenté pensar hace un tiempo lo que sería mi vida con un armario muuucho más acotado, tipo de 30 prendas, y casi me muero de imaginarlo, porque siento que me aburriría muchísimo. Jugar con mi placard es una de las cosas que más me entretiene, aún si al final del día después termino repitiendo algunos outfits. Me encanta repetir, pero también me encanta experimentar combinando cosas nuevas. Me di cuenta que no necesito comprar ropa nueva para reinventarme si algún día me siento algo monótona. Muy pocas veces es necesario, salvo que, no sé, de repente no tengas ni un jean wide leg y te interese incorporarlo a tu colección. Pero de otra forma tengo todo lo que necesito para jugar al doll dress-up generator.

Parte de las razones por las cuales dejé de ser creadora de contenido en internet fue porque la moda siempre me parecío muy frívola. De hecho sigo sosteniendo que la gente que piensa que no lo es tiene puestos unos lentes de realidad virtual muy copados. Se verá como la realidad pero no lo es. La moda tiene factores históricos y marcan épocas, si. Pero no deja de ser una forma de expresión personal que llega hasta ahí nomás, a la cual a veces le damos DEMASIADO protagonismo.

Me hace recordar la época en que vestia la moda Lolita. Allá por el 2000, no importaba si no tenias ropa estrictamente Lolita, importaba que fueras “Lolita del corazón” ? ? ¡Y yo creía firmemente eso! Hoy por hoy si me viene alguien con una remera blanca y un jean a decirme que es Lolita digo “pero hermana, ¡te estaría faltando el look!”. El estilo es eso: estilo simplemente. Es lo que vos interpretás en tu cabeza que te representa físicamente. Nada más. Podés si querés analizar la moda a nivel sociológico, pero sigue siendo eso: ropa. Un trozo de tela. Un vago intento de representar el mundo complejo que sucede en nuestras cabezas.

Es por eso que hoy me interesa más que nada lo que hacen las personas detrás de las prendas que deciden llevar. Cuando comparten sus looks, ¿repiten? ¿Intentan comprar de forma sustentable? ¿Intentan usar maquillaje cruely free? ¿Qué valores me están comunicando? El mercado de los influencers de moda está super saturado, pero lamentablemente nadie va más allá de una foto copada y un “weekend vibes”. Ojalá fuesen más las personas que comparten datos de ferias americanas, directorios de marcas sustentables, recomendaciones genuinas de skincare vegano. Mi pequeño granito de arena hoy tiene que ver con compartir mi estilo con la intención de que quien se lo cruce entienda que repetir está bien, que si te encanta ese vestido te lo podés poner los 7 días de la semana y que lo mejor que podés hacer por vos y por el planeta es sacarle el jugo a lo que ya tenés en el placard.

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