Ahhh estoy a punto de relatar el mejor de todos los viajes de colección de ese fatídico trabajo. Se me dibuja una sonrisa de solo recordarlo. ¡PEDAZO de viaje! Este si que voy a contarlo con detalles: en esta oportunidad, viajamos Ariel (mi gerente, que lo conozco hace más de 15 años, es como familia para mí), Xime, Noe y yo. Los 4 que más confianza nos teníamos en el trabajo. Los 4 SABÍAMOS que este viaje iba a ser épico. Que lo que pasara en NY iba a quedar en NY (?). O sea, no pasó nada XD pero era ese sentimiento, ¿vieron? De confianza total. De saber que íbamos a disfrutar sin la mirada de un otre que nos recordara que “no debíamos” divertirnos. ¡Es NY carajo! La voy a RE vivir.


Este viaje, como pueden ver en mi vestimenta, fue en Otoño, pero ya se vivía un clima diferente porque justo para esa época había dejado de nevar. Hizo frío, pero no tanto como la vez anterior.
Trabajamos como siempre, un poco más tranquilos esta vez, porque éramos pocos y nos entendíamos. Ah, salvo un momento… que jamás me voy a olvidar porque pasé del miedo al odio en un solo paso XD. Resulta que justo un día Ariel había contado que se sentía mal, que íbamos a cortar el laburo antes y él se iba a pegar una siesta antes de la cena. Ok… buenísimo… llega la hora de la cena, nos juntamos las 3 en el lobby, y Ariel… nada… pasaron los minutos y no aparecía. No contestaba el celular tampoco. Obviamente nos preocupamos; dijimos “¿y si le pasó algo en la habitación?”; sabíamos que se sentía mal. Así que tuvimos que pedir de emergencia que abran su puerta, explicando toda la situación de cómo nos había dicho que estaba indispuesto. RESULTA QUE EL DESGRACIADO NO ESTABA AHÍ. Y yo maquinándome que íbamos a encontrarlo muerto o desmayado… ¡se había ido de compras! Durmió un par de horas, se sintió bien ¡y se fue sin avisarnos! Mi cara de ogt en la cena fue indescriptible ?.



El último día antes de volver, nos dimos el gusto de patinar sobre hielo ? no fue en Central Park, sino en la pista de hielo del Rockefeller Center ♥. ¡Nunca la pasé tan bien! Aunque un nene me llevó puesta y me hizo caer de culo ?.
Este viaje fue inolvidable. Tengo imágenes impresas en mi cabeza que jamás voy a poder olvidarme. Fue el viaje en el que probé también por primera vez cerveza, y donde compré un peluche de unicornio al cual decidimos llamar Charlie que llevaba conmigo a todos lados porque se había convertido en una especie de “mascota de viaje”.